Estos últimos días en el trabajo hemos estado pasando una auditoría y, para ello, ha habido que contratar una empresa externa que nos haga un informe objetivo para cumplir dicho requisito legal. Hasta ahí, normal.
La hemos preparado con ahínco y determinación, con esfuerzo y mucho trabajo, y todas las que formamos parte del departamento (todas mujeres, sí), nos hemos tomado el tema con absoluta seriedad.
Es por ello que sorprende que un tipo al que se le presupone seriedad y profesionalidad se pase la mitad del tiempo haciendo comentarios acerca de nuestro aspecto (en positivo) y de lo estupendas que estamos todas, nosotras y media plantilla de la empresa en general, y no puedes más que quedarte muerta...
Son comentarios en un marco distendido y envueltos de simpatía, por ello las mujeres, en parte, los toleramos con más o menos normalidad. Pero también son comportamientos machistas que ninguna mujer debiera oír y, menos aún, en un entorno laboral.
Asquito de los dandys que se creen que aunque son viejos, feos y calvos pueden piropear a quién les de la gana. Asquito de los hombres que se sienten con el poder de comentar el aspecto físico de las mujeres libremente.
A veces, le dan a una ganas de perder la educación que le han dado, para decir en público lo que sólo habita en el cerebro...
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