Escribiría pero no puedo

Escribiría sobre la victoria ajustada de los conservadores más conservadores de la formación política
Unió democràtica de Catalunya que pide replantear a la baja el sobiranismo en la formación.

Escribiría sobre cómo su socio de gobierno y de vida, Convergència democràtica de Catalunya, va de farol y chulea con romper su matrimonio histórico.

Escribiría sobre el concejal madrileño de cultura que dimite 24h después de prometer su cargo, tras la presión social recibida, por haber escrito en twitter hace unos años comentarios racistas y antisemitas, de los "modernos y progres" de Ahora Madrid (Podemos, para los despistados!).

Escribiría sobre las primarias exprés que socialistas catalanes y españoles están haciendo con tal de cumplir sus promesas en anteriores congresos pero que son de pega y un puro trámite.

Escribiría sobre una plaza Sant Jaume cargada de barceloneses y barcelonesas emocionados con el cambio político en su ciudad de la mano de la activista Ada Colau. Desde este humilde blog, aciertos y mucha suerte. Barcelona se lo merece.

Escribiría sobre la investidura (al fin!) de Susana Díaz gracias a los votos de Ciutadans (Ciudadanos se hacen llamar allí) y lo mucho que debe reflexionar sobre si fue acertado adelantar las elecciones y lo mucho que ha hecho padecer a los andaluces y andaluzas todo este tiempo y de las concesiones que habrá de hacer a quienes le apoyan.

Escribiría sobre todo eso y más, pero es que aún tengo en mi cabeza los quilómetros, el larguísimo paseo, el mar, el café con hielo, el ganso, los veleros, mi vestido verde, los gyntonics, mi familia allí, el ruido, la cartulina en blanco, las motos, el carpaccio de bacalao, la calma, las interminables conversaciones, los zumos de fruta de colores, el nacional, y el ¿pues?

Así que laster, laguna.