miércoles, 13 de octubre de 2010

Mil caras


Todos tenemos muchas caras, tantas como circunstancias nos rodean. No somos ni actuamos de la misma forma en casa, a solas y sin público que cuando estamos en el trabajo o con amigos. Nuestra condición varía cuando estamos en familia, que cuando estamos a solas con nuestra pareja o incluso cuando estamos con nuestros hijos. 

Es así, somos lo que hacemos y lo que vivimos y aunque sea poco romántico lo que digo, nos somos tan auténticos ni sinceros como quisiéramos.

De todas formas, hay etiquetas de las que no te puedes desprender, nunca, de ninguna manera. Esas etiquetas, a veces son adecuadas, te van bien e incluso te agradan, pero en ocasiones son un lastre del que no puedes desprenderte ni un solo segundo. Eso es lo que a veces me pasa y aunque a otros les pueda parecer extraño, lo acepto con la mayor de las normalidades, forma parte de las condiciones del juego al que voluntariamente he decidido jugar.

Nos guste o no nos guste.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes razón, pero es una verdadera lástima que siempre tengan que etiquetar, nombrar o señalar con el dedo, por quien eres y no por lo que haces!!!

Un besito hermanita... para mi, eres la mejor, así te etiquetaría yo...

Mar

historiadora dijo...

Te quiero... Pero no te preocupes, lo asumo y basta. Así es la vida!