Ha llegado un punto en que ya, todo me resbala. A veces, las cosas que te ocurren, hacen que te afecten de diferente modo en función de muchas variable: de tu estado de ánimo, del momento en que te ocurren o del tiempo que duren.
Yo, he pasado por varias etapas.
- Desconcierto: no sabía bien de qué iba todo, me parecía poco menos que vivir en una de esas películas de gángsters en la que de un momento se iba a pillar a los malos y la historia tendría final feliz.
- Asunción y rabia: empecé a disponer de mayor número de información y más fidedignos datos y fui asumiendo la situación dramática en la que todos estábamos. Tenía necesidad de revelación.
- Desmoronamiento: uno a uno mis compañeros iban abandonando el barco. Cada uno buscó su mejor momento para abandonar el proyecto que ya no era proyecto y asomándose a la ventana de las oportunidades lejos de aquí.
- Crisis y golpe con la realidad: uno de los puntales que hacía, aunque en la distancia y en la sombra, que esto aun tuviera sentido tomó el mismo rumbo que sus antecesores, haciendo que de golpe me diera cuenta de lo hundido que estaba ya el barco.
- Pasotismo: pase lo que pase me da igual. Ni que el proyecto se haya renovado, ni que los que lo dirigen sean los mismos pero con caras nuevas, ni mejoras técnicas ni mejoras estructurales. Ya no hay posibilidad de que nada me motive. El camino está muerto.
Todos tenemos objetivos en nuestras vidas, y yo también tengo el mío. Sé que la dilatación de la espera tendrá su recompensa en breve, y a eso me agarro con fuerza. Ya os contaré, ahora no toca.
Yo, he pasado por varias etapas.
- Desconcierto: no sabía bien de qué iba todo, me parecía poco menos que vivir en una de esas películas de gángsters en la que de un momento se iba a pillar a los malos y la historia tendría final feliz.
- Asunción y rabia: empecé a disponer de mayor número de información y más fidedignos datos y fui asumiendo la situación dramática en la que todos estábamos. Tenía necesidad de revelación.
- Desmoronamiento: uno a uno mis compañeros iban abandonando el barco. Cada uno buscó su mejor momento para abandonar el proyecto que ya no era proyecto y asomándose a la ventana de las oportunidades lejos de aquí.
- Crisis y golpe con la realidad: uno de los puntales que hacía, aunque en la distancia y en la sombra, que esto aun tuviera sentido tomó el mismo rumbo que sus antecesores, haciendo que de golpe me diera cuenta de lo hundido que estaba ya el barco.
- Pasotismo: pase lo que pase me da igual. Ni que el proyecto se haya renovado, ni que los que lo dirigen sean los mismos pero con caras nuevas, ni mejoras técnicas ni mejoras estructurales. Ya no hay posibilidad de que nada me motive. El camino está muerto.
Todos tenemos objetivos en nuestras vidas, y yo también tengo el mío. Sé que la dilatación de la espera tendrá su recompensa en breve, y a eso me agarro con fuerza. Ya os contaré, ahora no toca.
2 comentarios:
MI querida historiadora, tu ya tienes tu camino. Como mucho, deja el barco a tiempo y tómate tus semanitas de tanquilidad previas a entrar en el nuevo proyecto.
Tu si que vales, y lo sabes, así que..que te siga resbalando, porque no vale la pena.......disfruta de tus vacaciones y de tu gente..y luego reanuda tu camino hacia tu nuevo proyecto.
Animo Historiadora, que ya queda menos pa llegar a Paymogo
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