Soy una persona bastante reflexiva. Acostumbro a pensar las cosas bastante antes de hacerlas o de tomar decisiones pero también he de reconocer que soy muy dada, creo que debido a una muy alta (demasiada) autoestima y seguridad en mi misma, a creer que puedo con todo y que los demás son bastante quejicas y "flojos", incluso demasiado románticos con las cosas que les suceden.
De todo ello, estoy siendo más consciente que nunca en los últimos meses, con el embarazo y ahora con el nacimiento de Àlex.
Ahora le tengo en mis brazos, arropado y sujeto, comiendo de mi. Tiene la piel blanquita, un pelín sonrojadas las mejillas , con su mano abierta sujeta mi pecho y aunque mantiene los ojos cerrados, de vez en cuando los abre y me mira. Creo que lo hace para asegurarse que sigo aquí, y sí, claro que sigo aquí, sin dejar de mirarle ni por un segundo.
Creo que el amor incondicional hacia un hijo empieza aquí, cuando a pesar de todas las molestias que genera amamantarlo, decides que vale la pena el esfuerzo. Siento que estoy en absoluta conexión con él, y me encanta...
(No creáis que pienso que otras opciones no son válidas, al contrario, pero esta es mi opción, y la siento así...).
Así que sí, puede que me haya vuelto una "floja", seguro, pero hoy entiendo perfectamente eso de ser madre...
Así que sí, puede que me haya vuelto una "floja", seguro, pero hoy entiendo perfectamente eso de ser madre...
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