El pasado día 1 de enero salí de cuentas. Eso significa que nuestro Àlex puede llegar de un momento a otro y ahora ya sí, el cansancio, el dolor, los nervios, las ganas de verle la carita, de abrazarle, besarle y olerle crece y crece a cada minuto.
Han pasado 9 meses y la paciencia se va agotando. Es evidente, que el ser humano requiere de ese largo tiempo para la concepción, el crecimiento y la madurez de sus pequeños órganos, huesos y demás, pero ciertamente, cuando los padres desean a ese bebé con la ilusión con la que Bloggerman y yo deseamos a nuestro pequeño Àlex, cada hora, cada día se nos hace interminable.
Seguramente las circunstancias han hecho de la espera algo más desesperante, pues hace aproximadamente dos meses que estamos con el miedo en el cuerpo por riesgo de adelantarse el momento debido a unas complicaciones no demasiado importantes pero que me han obligado a reposar durante todo este tiempo. Es por eso, que la espera se nos está haciendo eterna, y aunque estamos felices de haber conseguido aguantar hasta término a nuestro bebé en su hábitat natural, la emoción por tenerle entre nosotros no nos deja vivir.
Quiero que sepas, mi pequeño, que todos te esperamos con mucha ilusión, tanta que no dejamos de hablar de ti a cada instante, pero que tendremos la suficiente paciencia como para esperar a que tú y la sabia naturaleza decidáis que ha llegado el momento de hacernos las personas más felices del mundo.
Aquí te espero...
1 comentario:
Y yo también!!
Llega un momento en el que la espera desespera, pero hay que ser consecuente y pensar que cuanto más se espera más crece la ilusión y las ganas de tenerlo entre los brazos. Serás la mejor madre del mundo para Alex
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